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  • Pablo Ayenao

Y la indiferencia ama la esclavitud

Apuntes sobre De la pobla al legado. Taiñ ñuke mapu mew. Antipoesía en resistencia.

(Litmu Editorial, 2019) de Jessica Nauto Pezo.


Por Pablo Ayenao


De la pobla al legado. Taiñ ñuke mapu mew. Antipoesía en resistencia, de Jessica Nauto Pezo, es un poemario desafiante que, desde una enunciación decisiva, nos interpela sin ningún tipo de ambigüedades. Acá no hay espacio para confusiones, porque cada verso se transforma en una cerilla que pretende abarcar toda forma de subalternidad. La hablante, mujer mapuche, sobrelleva en su discurso múltiples tonalidades de un punzante emplazamiento, a ratos reivindicativo, a ratos amargo, pero siempre certero en su ambición, en su emancipatorio acontecer.

Por cierto, el título del libro nos entrega indicios sobre su despliegue. Así, la doble configuración: De la pobla al legado. Taiñ ñuke mapu mew, hibridación castellano/mapudungun, mestizaje textual, remite a la contraseña, el camino trazado que despliega tópicos minorizados e hilos aprehendidos. El subtítulo Antipoesía en resistencia, en tanto, sitúa el lugar poético, referencialidad afectiva, asentamiento en una grafía antidoctrinaria. Igualmente, la palabra resistencia genera siempre un llamado, y en este caso, una llamarada.

Este libro desarrolla también un aspecto visual, puesto que entre sus páginas nos encontramos con varias fotografías, o cuatro para ser más exactos, a cargo de Juan Carlos Carrilaf. Las imágenes no complementan el signo lingüístico, sino que generan un discurso autónomo, en donde se exaltan las graduaciones y los trazos, organismos vivos que cimentan una estética anclada en la evocación.

Otro aspecto relevante de este poemario radica en la palabra legado, como aquello transmisible de generación en generación. El título De la pobla al legado da cuenta contundente de aquello. Por consiguiente, la pobla, territorio siempre áspero, se transforma, a través de la letra, en legado. O sea, estamos frente a una vida/grafía que no debe obviarse. En el poema "A Silvio Rodríguez", de igual forma, el legado es también un hecho particular, remembranza formativa con ánimo de exigencia: Tu canto guerrero desemboca en tu voz, / hermano trovador cubano / en mí dejaste un legado. El poema "Domo weichafe", en tanto, nos habla de otro legado, o quizás el mismo, puesto que también es instructivo, pero expande su comunión desde lo afectivo familiar: Hoy, compañera papai Juanita / con tus girasoles amarillos mirando al sol / que sembraste en esa mediagua / en el campamento de Lanin, / me abrigo con tu legado de amor y ollas comunes. La figura de la abuela construye imperecederas comuniones, señales que nos refuerzan el impulso cuando la cuadratura se nos impone. Por último, el poema "Legado de un weichafe", dedicado a la memoria de Matías Catrileo Quezada, joven asesinado por fuerzas represoras, requiebra memoria y vida, en un reforzado tranco que espejea una razón, rescatar la historia y su carga aciaga: Weichafe Matías Catrileo Quezada / no olvidamos tu mirada consecuente / tus versos al viento, tus pasos raudos / que guían el andar / haciendo lucha”. Notamos en todas estas textualidades una sucesión que no se abandona, sino que se ancla y desdobla, acaeciendo en un espiral inabarcable e inacabable.

En cuanto a tramas, señalamos que el poema que abre el libro expresa, justamente, aquello que se busca. Así, "La moneda Santiago de $hile" nos conmina inexorable: Un palacio es de excremento ¡perdón!, / quiero decir de cemento / adornado de tiranías / lo caminan bailarines / de la indiferencia. Observamos que se localiza el sistema de poder político-económico sin ambages, utilizando la ironía como estrategia. Por otra parte, el poema "Larga espera" se posiciona desde la denuncia interseccional: No voy a llorar, quiero protestar, / gritar ¡libertad! / bailar sobre el machismo, / derrotar al racismo / ¡darle Natre al burgués!. Aquí se aúnan las subordinaciones, combatiéndose todas, al unísono. De igual manera, o debido a lo anterior, las corporalidades sojuzgadas y racializadas poseen vital importancia. Así, el poema "Repre" señala: Maldigo al empresario hijo del latifundista / que no deja trabajar a las Ñanas y cometas / en las calles de la ciudad. Las afinidades consabidas se abren siempre camino ante el celaje. Igualmente, el poema "81 razones para mantener viva la memoria y más", consigna desde la denuncia político-judicial, hechos funestos que entrampan aquello que merecemos: Martín Larraín absuelto por atropellar a un obrero, / unos jóvenes por vender CD piratas son encarcelados. / Muertos entregados a sus familias, / no hay culpables / no hay condenados. / Un político es liberado / y un luchador / Mapuche encarcelado. El reclamo de justicia, exhortación urgente, actúa como síntesis y detonante. Una mirilla y su implacable sombra en el claustro.

Finalmente, afirmamos que De la pobla al legado. Taiñ ñuke mapu mew. Antipoesía en resistencia, se mueve de forma dúctil, recordándonos que la literatura es siempre una superficie porosa, que se encamina a inundar y erosionar aquello que se oficializa textual y perentoriamente. Aquí, la hablante, examina e inquieta, agita los imaginarios que enarbolan los sistemas de poder. Estos imaginarios son siempre expansivos en su dominio y restringidos en su razón. Es decir, correctivos disciplinarios que, desde su construcción jerárquica y sin ninguna pretensión de probidad, sino todo lo contrario, absorben hasta la última célula. Por eso, le letra se enfrenta con lo único que tiene, su ansiada reverberación, un cuentagotas que trabaja incansable hasta calar en lo marchito.

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