top of page
  • Viaje inconcluso

Un poema en prosa de David Bustos

Actualizado: 29 jun 2021




David Bustos Muñoz (Santiago, 1972). Escritor y guionista. Fue becario de la Sociedad de Escritores de Chile (1997) y de la Fundación Pablo Neruda (2001). Formó parte del comité editorial de Ediciones del Temple, donde dirigió la colección Amarcord. Coeditó Horroroso Chile, ensayos sobre las tensiones políticas en la obra de Enrique Lihn por Alquimia Ediciones (2013). Es autor de los libros de poesía; Nadie lee del otro lado (Ediciones Mosquito, 2001), Zen para peatones (Ediciones del Temple, 2004), Peces de colores (Lom ediciones, 2006), Ejercicios de enlace (Editorial Cuarto Propio, 2007), Jardines imaginarios (Alquimia ediciones, 2010), Hebras viudas (Editorial Cuarto Propio, 2011), Dos cubos de azúcar (Una Temporada en Isla Negra, 2014) , Arial 12 (Editorial Alquimia, 2018), Circuitos Integrados (Editorial Aparte, 2020) y Poemas Zen (Editorial Mago, 2020). Publicó el disco de poesía sonora Todo empieza por casa (2014) y el libro de cuentos Rec (Editorial Cuneta, 2018).

Recibió el año 2007 el Premio Municipal de Literatura, en la categoría poesía, por su libro Peces de Colores y el 2019 el Premio Mejor Obra Literaria en Género Cuento por Rec.

Es Magíster en Estudios de la Imagen (UAH).



Al padre

(Inédito)


Quiero escribir un poema en prosa para decir que mi padre ha muerto. Un poema con muchas erres para hacerlo renacer en la hoja. Pero tengo un ruido en mi cabeza, una mancha pegada a los oídos. Quiero escribir un poema a mi padre, pero me salen letras vacías, que hacen equilibrio en un alambre, letras pájaros, letras ciegas, letras que roen y roen.

Te veo con la pipa en la mano y la camisa a rayas. La familia es como un negocio, hay un tiempo de prosperidad y después todo se arruina y otra familia, otro negocio.

Quisiera ser cruel con las palabras, pero me sale el recuerdo de tus manos grandes y manchadas cruzadas en el pecho. Te dije que tengo un ruido que es una mancha, te dije que la poesía me salvó de ti. Te dije que hay días que llevo puesto tu chaleco. Y es como si ambos viviéramos la misma vida. Este chaleco es lo que me queda de ti, lo huelo de vez en cuando y ese olor me hace compañía. Este chaleco tiene el cuello redondo, es suave y holgado. Sobrepasa mi cintura y agranda mis hombros, ambos tenemos la espalda quebrada por la noche y este chaleco lo reconoce. Este chaleco al fondo del armario entre otros chalecos que lo rozan y le dicen cosas de mí, este chaleco cuando me lo pongo combina con la mañana. Si hace frío este chaleco tiene una pipa y una camisa a rayas que mostrarme, tiene el roce de los codos y el sonido de tus pasos, este chaleco de muñecas delgadas se estira y se dobla. No quiero que se rompa este chaleco, quiero que respire al igual que tú lo hiciste alguna vez.

bottom of page