Williams Vilches Flores. Oriundo del pueblo de El Melón, Región de Valparaíso, nació el 7 de marzo de 1970 y realizó sus estudios en los colegios Felipe Cortés, Diego Echeverría y Santiago Escuti Orrego, todos de la provincia de Quillota. Se graduó de abogado en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
Obras publicadas: El Almirante de Pájaros Ebrios, Editorial Forja, año 2008; Los poemas olvidados una tarde, Editorial Forja, año 2011, y La breve epifanía del arquero, Editorial Casa de Barro, año 2016.
De El Almirante de Pájaros Ebrios:
DÍAS DE PÁJAROS
Hubo días en que vivimos como pájaros
Cuando el sol nos despertaba
nos levantábamos solo para vivir
libres de responsabilidades
apenas un desayuno
apenas un almuerzo
y volar todo el día
Volábamos tan alto, tan lejos
Nos deteníamos solo para
nuestras biológicas necesidades
Una vez acabado tales menesteres
para levantar vuelo un impulso bastaba
Volábamos tan alto, tan lejos
Esos días pajareando nos sorprendían
Por oscuro juramento yo era tordo
Por el rápido aleteo tú eras colibrí
Hubo días en que vivimos como pájaros
Esos días fuimos realmente libres
ENTRESUEÑO
Ya no quiero hablar con el corazón en la garganta
Quiero decir de esta manera:
el amor se perpetúa
entre los hombres venideros
Echo a pique la nostalgia desbocada
A sus anchas por el mundo ella me llama
Quiero elevar nuevas plegarias
Dejad que me rebasen las palabras
Mañana me pinto sin orejas
Hay un doble suicidio cada día:
despertar y dormirse.
De Los poemas olvidados una tarde:
ISOLATION
Hace tiempo que cerré la puerta de mi casa
solo miro el mundo a través de la ventana
A veces entra el aire fresco desde el mar
y si tengo suerte y no hay testigos presenciales
al balcón me asomo buscando aves en el cielo
La señora del agua pasa una vez por semana
Desde el segundo piso sin verme le digo
que por unos días tengo el agua necesaria
Afuera el jardín ha expandido sus límites
las flores crecen a su antojo y se marchitan
durante las estaciones que pasan translúcidas
mientras busco las palabras que describan
el estado permanente de las cosas
Imagino el mundo afuera de mi pieza
y la difusión de la televisión digital
mientras las cuentas y los diarios
se acumulan en la puerta principal
La semana entrante pondré fin a la suscripción
de tanto suceso sin importancia.
ME BASTA
Mientras haya una luz que se filtre
en medio de este cielo atiborrado de nubes
seguiré creyendo en el silencio de la noche
y en la esperanza que navega sobre el río
aunque nadie me vea y todos se hayan ido
Es cierto que mi voz ya no es la de antes
pero ya no la necesito
Me basta el sonido circundante de la tierra
el vuelo imperceptible de los pájaros nocturnos
la quietud imperturbable de las piedras enterradas
y la compañía solidaria de los árboles mudos
Esta noche reniego del resto del mundo
y comienzo a sentir que me es ajeno
De La breve epifanía del arquero:
VUELVO A PENSAR QUE NI LA POESÍA SALVA
Desde temprano suenan las campanas
los evangélicos cantan en las esquinas
los testigos de Jehová tocan a la puerta
dejo el libro sobre la mesa
corro las cortinas y me recuesto en el sofá
vuelvo a pensar que ni la poesía salva.
LITERATURA DEL FRACASO
No conviene leer sobre literatura del fracaso.
Alguien pregunta por mí al teléfono
le doy el último reporte de noticias.
Una vez vi un colibrí que detuvo su vuelo para beber
fue la única vez que vi de cerca brillar su plumaje.
Murió el padre de un amigo de la infancia
El estado de la nación no es más que el informe del tiempo,
los límites de la casa del hombre.
Inéditos:
SUEÑO DEL HOMBRE SOLO
Bebes y te duermes sobre la mesa.
Sujetas el vaso como el náufrago su tabla
Canicas brillan en el fondo de un pozo
y los grillos cantan fuera de tu ventana.
La suerte habita en un país imaginario
cuando la muerte espera en los hospitales.
La sangre de una herida parece el vino
que mancha la comisura de tus labios.
El alcohol encendió la hoguera de tu sueño
lo velan en silencio tus ancestros.
La semilla del amor y su mitología
un día germinará en un bosque de cenizas.
Tu cabeza es una lámpara encendida.
Como polillas que vuelan en torno
se queman recuerdos marchitos.
El tiempo transcurre dentro de una botella
donde el viento mece tu barca
sobre las olas de un mar enrojecido.
POSTAL DE INVIERNO
El día comienza a abandonar los tejados
Va dejando sobre sí una estela de sombras.
Con la mirada de un náufrago que se hunde
el solo extiende sus postreros rayos desde lontananza.
En el campanario vuelan aún las palomas
mientras el viento silba entre los árboles.
El hollín de la tarde que envejece ha caído sobre tu cabello.
Entre las nubes las estrellas aparecen
como un puñado de brotes nuevos.
La última luz del día apenas se empina por el cerro
cuando vuelven los colegiales a sus casas.
Tus hermanos imaginan que por fin tu madre
les contará alguna historia para dormirse.
Ella escucha la canción del tiempo que no vuelve.
Con el aliento entre tus manos entras a tu casa
pensando que nada más es necesario.
Nada hay afuera que pueda asustarte.
Los conjuros de tu abuelo sobre el brasero
harán caer las aves agoreras.
Miras silencioso por una ventana.
Las nubes reunidas ya no dejarán ver la luna.
Entre la maleza los queltehues
esperan la lluvia que anunciaron.
A la mañana siguiente el día será más luminoso
y parecerá que nada ha cambiado
solo que la lluvia habrá velado tu sueño
el estero de tu infancia durante la noche
se habrá convertido en un caudal insolente
y algunos recuerdos flotarán río abajo.
Commentaires