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  • Viaje inconcluso

Poemas de Patricio Serey


Nació en San Felipe en 1974. Actualmente opera desde el Taller de Oficios del Libro Xilema Ediciones, en el valle de Aconcagua. Ha publicado Con la razón que me da el ser vivo (poesía, 2002, Ed. Centro Almendral), De profesión ahogado (plaquette de poesía, 2015, Ed. Casa de Barro. Precavidamente hablando (poesía, 2012, Ed. Inubicalistas) y Escoriales (plaquette, 2018, Ed. Inubicalistas).



DE PRECAVIDAMENTE HABLANDO



Cámara


El ojo ve lo que su hablante ve o el hablante del ojo se limita a describir lo que éste mira. Podrían (o no) discutir sobre la profundidad el lío que separa esa imagen

de su ritmo interior.


Pero el ojo no traspasa la materia y el hablante sólo se detiene en la carne de la muchacha que el ojo fija en su retina o lo árido del paisaje después

de la última sequía

pero pasa de largo el saqueo

el hambre y la desesperación a menos que el hambre y la desesperación

se pongan en valor político

y las cámaras de televisión y los flash

fijen a los soldados del Ejército de Chile

fusil en ristre

cargando cajitas con ayuda humanitaria.


Gobierno de Chile se lee a un costado.


El ojo enfoca la palabra Chile.

El hablante teoriza que Chile es

entre otras cosas:

país en progreso que deja mucho que desear; vaina urticante de solanácea

con forma del país, en voz mezcal; palabra de cinco letras y dos sílabas

de origen difuso;

una vieja larga y seca que le corre la manteca. El ojo es una cámara y el hablante se limita a narrar simulando vivenciar la tragedia

que el primero registra. El hablante se sabe limitado en su capacidad de acción

calle

y conocimiento empírico pero sus ansias de comunicación

se arremolinan

haciendo zigzaguear al ojo sobre el momento tanteando a ciegas su real profundidad. Un ojo podría fingir estar y ser una estatua una cámara de vigilancia

o un guardia de seguridad El hablante podría cacarear eternamente

de su profundidad.



DE ESCORIALES



Fin de faena Grandiosidad del sacrificio viril

que llevamos a cabo

para entrar en vereda.

Los riñones fajados y

una carcajada desdentada al uso;

costumbres tribales y groseras

si el pan trabaja para ser solo eco

de un sacrificio bien pagado.

Orgía laboral

reglas de uso

el aliento resoplante y rabioso

las llagas que hacen silbar el aire

y el imponente sol de postal

que hace mella en la curtida piel

a falta de filtro solar, olor a vainilla;

el sudor medido en lágrimas

la sed, el hambre, la deuda

un buen asado de fin de faena.



Rechinantes


El juego comienza en el acto

reinando una paz

irreconocible en este ambiente

en los contornos de una ciudad

donde la palabra “fiesta”

es un tótem de marear huelguistas.

Despertamos por un sermón

proferido en un corro de madres;

goznes rechinantes a la intemperie

sonido de tijerones flemáticos

chillido de bicicletas herrumbrosas

(todo con fondo de masa-tecno-tropical).

El pago de Chile, dicen

es una carcajada desternillante:

ni conciencia ni orden social

ni derecho al ocio, si se entiende.

¿Y cómo encajamos ahí;

nos encontraremos oteando

paraísos perdidos

sobre máquinas descompuestas

y su horizontalidad tediosa?

Chile sube y baja

y su pueblo se disloca el hombro

por comer a hurtadillas el banquete

delirante de este exceso.

Mariguanzas ante rudos camioneros;

bonzos en las puertas del municipio;

banderas y pañuelos flameantes;

performateo bailable

al ritmo del chimbombo

al son del organillero

y su lorito tricahue

que pondera,

con un papel en la urna, el futuro.



Rictus Cabeza ladeada

y una mano abierta

—juntas—.

La muñeca quebrada en 90º

un antebrazo rígido y erecto

afligiendo, por el codo

un muslo entumecido.

Un remedo al “Pensador” de Rodin

un rictus digestivo y mal pensante.

Pero pasa que apenas se reduce

a un escarceo a la derrota.

Esta imagen elocuente

que sube por un muslo entumecido

hacia el rígido antebrazo

que termina en una frágil

curva de muñeca

donde pareciera brotar una mano;

todo soportando débilmente

una cabeza que quiere imaginar

cómo ganarse la vida

y no puede.



Fototrópico


La luz del sol acá no es un milagro.

La línea oblicua de sus rayos

entrando por la única y sucia ventana

no es ninguna maravilla.

El ritmo endemoniado

entre millones de partículas de polvo

cuando una mosca pasa

por el bloque refulgente

tampoco un suceso mágico.

El fototropismo

del Philodendro longifolio

que se estira desde el refri

en busca de energía luminosa

mal podríamos llamarlo un prodigio.

Porque acá los milagros no suceden.

Lo más parecido a este fenómeno

es una vieja sola, de edad inefable

bajando de un trago su infusión;

y este sucio rayo de sol atravesando

la translúcida conjunción

de vaso y mano como un láser.



Corte

La calurosa tarde

se ensaña con rojos violentos.

En la tv

la imagen de un parto sanguinolento

en vivo y en directo a la hora del té.

Los ojos fijos en el origen de la vida

y sus discutidos misterios.

Sin lograr pestañear

el jefe de familia unta un pedazo de pan

en la ensalada de tomates;

sin embargo la escena

es cortada por la censura

a la hora del corte umbilical.

Después de la pausa

—a excepción de la madre—

la familia vomita en los restos

de sus platos de sopa.

Aunque indolente la mayoría de las veces

esta madre se compadece de su casta;

a duras penas, a regañadientes

decide cambiar de canal.



19:30

Mirar sus párpados abrirse

a cada empellón en la micro

mientras aferra con el brazo libre

su chaleco roído y su marmita vacía…


Sufrir por eso es lejana empatía.

Solo eso.



INÉDITO



Forma fotográfica

Según el manual fotográfico

de Michael John Langford

la fotografía aísla un segundo del tiempo

y es el hábito el que enseña a elegir ese instante.

Es preciso aprender a anticiparse

y ver lo que verá el aparato en el click

la exposición.

Por otro lado el ojo ve al movimiento como cambio

y representarlo en una fotografía siempre será complejo

pues hay que recurrir al emborronamiento.

Y a pito de nada se pregunta:

¿Cómo fijar la panorámica social imperante

en las imágenes de un poema?


Haciendo un zoom al conflicto, desde lejos

Sobreexponiendo un patrón social determinado

Aislando una triste verdad

Componiendo un cuadro de hechos objetivos

para engendrar realidad

Enfocando la indigencia con un ojo cerrado

Revelando el negativo de la sociedad de consumo

Ampliando la miseria del autor en primera persona

Reduciendo la miseria del autor en tercera

Sacando de cuadro al poeta

Encuadrando al prójimo

Combinando los ángulos de reflexión mencionados

Emborronando la perdiz con gerundios?

1 commentaire


Ulises Varsovia
Ulises Varsovia
27 avr. 2021

Buenos poemas de Patricio Serey, me puedo imaginar que como él hay much@s que escriben y no publican, el sentido de las revistas literarias es animar a escribir y publicar. Valparaíso es una verdadera mina de vetas poéticas, capaz de animar a la población a cantar a la ciudad, a sus gente, al trabajo. Yo no puedo entender cómo es que hay tan poco tráfico literario en la ciudad, tan pocas revistas electrónicas.

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