Isabel Guerrero (Rancagua, Chile, 1985) Profesora de Castellano y Filosofía. Directora de Revista Mal de Ojo. Publica Poemario Obstinado (2013), Anzuelo (2015), Trazos de una obra por hacer (2017) y Seol (2020). Ha participado en Encuentros y Festivales Literarios en Chile, Colombia, Argentina, Bolivia, Perú, México y Cuba. Organiza, colabora y participa en instancias artísticas, políticas y sociales tanto en Santiago como en el extranjero. Sus textos han sido publicados en revistas y antologías nacionales e internacionales.
KALKU (De “Trazos de una obra por hacer”)
No hay que reírse de los brujos
Antiguo proverbio mapuche
Ya amarrada la pata del pájaro a la rama
el patriota dispone su arsenal de odio
Escuadrón del pasado
cargado de arengas coloniales
se propone como lanza
en la prédica oficial del escudo
Vencer o morir
en la sangre de la historia
Creer y morir
como bestias
de un mito
una ficción
la broma del Universo
Indómito Fénix
la tinta verde del sur
arde en la pantalla del mundo
Señal de mal agüero
para el húsar de la muerte
Ejércitos de cenizas
para las alas del futuro
Sobremesa
Un muerto de hambre
Un nuevo muerto de hambre
a cada segundo
a cada minuto
en cada espacio y lugar
El problema no es el muerto
Es el hambre
El muerto pasa a la estadística
pasa a la tierra
se monta en la energía cósmica
El hambre persiste
presente
carcome
vomita
invalida
El hambre la trajo el abuelo
montado en su caballo de cristal
El abuelo violó
y puso en el vientre el hambre
y le dijo a ella que no era nada
y que él nadie era
y se llevó el trigo
el agua la montaña y su mineral
Y dejó el hambre
El abuelo heredó el hambre al hijo
y lo llamó muerto
echó cemento en la tierra
cazó los pájaros
puso una bomba en la cordillera y se marchó
El abuelo engendró un muerto
un muerto de hambre
El abuelo cría cerdos para no sentirse solo
lluvia ácida
a las comunas de Puchuncaví y Quintero
aferrado a un origen
ya muerto de paisaje
el queltehue es apenas
sombra de los siglos
una vida contenida
en la oración de la noche
en el gran mapa de los cielos
sus alas se pierden
entre humos
que entran y salen
de la triste fosa
plantada hace años
en el borde
el queltehue canta
su señal de mal agüero
no es tiempo de volar despacio
cuando muerden de oscuridad
las chimeneas
el mineral galopa
por el agua que viene
y él lo sabe
y mira con su canto
entre los surcos que de años
hizo olvidar el lenguaje de los pájaros
su sospecha
es el sacrificio para sostenerse
en el aire
mientras en su pecho
se pierden los colores
de la primavera que nunca llegó
otros tiempos para un cóndor
ni siquiera en la casa
de las vírgenes
pudo abrazar la noche
el cansado vuelo
del kuntur
varios tonos
en piedras tatuados
felinos, volcanes
y peces
bastiones del tiempo
que erraron la caída
en su nombre
la inmensidad no basta
para el silencio
que por los siglos vendrá
y nadie asume el peso
más que la extensión
de sus alas
dónde nieve y roca
saludan al sol y el roce con el viento
es canción que jamás se escuchará
para la historia
ave esculpida
en el portal del cielo
una estrella sigue ahuyentando
la prepotente lanza
que espera vaciar los andes
no mires a los ojos del cóndor
la casa está abierta
desterrados de la tumba que nos vio nacer
gritamos los océanos
colgados del vientre
nadie escucha el llanto
porque natural es quedarse
detrás de los ojos
pervertidos a la esclavitud
del lenguaje humano
tan carnívoro y suicida
aun así
lloramos la vértebra herida
de no ser
alguna estrella sin tiempo
o el aleteo furioso de un volcán
siendo
los dioses que somos nosotros y nadie más
enjuagamos la sal de los días
y el retrato húmedo se inmola
en las pequeñas líneas de la mano
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