Gonzalo Contreras (1958) es poeta, investigador y editor. Publicaciones: El frío e impersonal mundo de la poesía, (1994); Poesía Chilena desclasificada (1973-1990), (2005); Poéticas de Chile/ Chilean Poets On The Art Of Poetry, (2007); Poetas chilenos/ 20 del XX (2012); Elogio del bar /Bares & poetas de Chile (2014); La cultura con Allende (2014); Antonio Avaria, Un interlocutor perpetuo. El año 2010 recibió el premio ”Carlos George Nascimento” entregado por la Cámara Chilena del Libro a la mejor edición del Bicentenario, por la obra Claudio Giaconi, un escritor invisible. Premio Municipal de Santiago 2015, Género Referencial, por el libro La Cultura con Allende. Reside en Santiago, donde desarrolla los proyectos de Editorial Etnika.
Sabemos de tu amistad con Claudio Giaconi y Mauricio Barrientos. ¿Nos podrías contar una experiencia notable con alguno de ellos o con los dos?
Con ambos me unió una amistad entrañable, y de la cual, a través de los años, se van desprendiendo vivencias vitales, algunas tristes, como sus partidas, y otras insólitas, como la que me ocurrió en mayo del año 2002. En ese tiempo vivía en Estocolmo, y en Hungría se llevaría a cabo un encuentro de poesía internacional al cual asistiría Barrientos desde Chile. En esa oportunidad quedamos en que iría a buscarme al aeropuerto de Budapest, pues el poeta llegaría con unos días de antelación. Al llegar, grande fue mi sorpresa al encontrarme con él, quien después de un fraternal saludo me lleva directamente a un espléndido Mercedes Benz, con chofer y patente diplomática incluida. Cuento corto, el poeta había ido a la embajada chilena en Budapest a hablar con el embajador para contarle del encuentro literario, y que de Estocolmo venía un importante poeta chileno. Me vendió tan bien que el embajador ordenó al chofer de la embajada ponerse a disposición de Barrientos para irme a recoger el día y a la hora requerida. Ese insospechado encuentro me demostró, una vez más, que el estilo y las dotes persuasivas del poeta Mauricio Barrientos eran, literalmente, de otro mundo. La anécdota con Giaconi queda pendiente, quizás en el Club Radical en el próximo encuentro.
¿Qué autores te parecen imprescindibles en el panorama poético actual?
Dejando de lado a los finaos, y desde la subjetividad más absoluta, creo que hay algunos: Rafael Rubio, Germán Carrasco, Jaime Huenún, Cecilia Vicuña, Diego Maqueira, Erick Pohlhammer, Mauricio Redolés, Thomas Harris, Elvira Hernández, Soledad Fariña, Hernán Miranda, Juan Cameron. Por delicadeza, no nombraré a los sospechosos de siempre, mis amigos, ni al elegante Paulo de Jolly, fallecido recientemente.
¿Es frío e impersonal el mundo de la poesía chilena?
Creo que hay cierta fraternidad entre los poetas más jóvenes, poetas de una misma generación, grupos que funcionan como guetos, que operan como una especie de sociedad de socorros mutuos, y que han logrado instalar sus propios circuitos de lecturas, de publicaciones, de crítica y de cierto “poder” (pymes) en el precario sistema cultural chilensis. En las generaciones más viejas las relaciones se vuelven más odiosas, todos sueñan con el premio nacional y la competencia se vuelve feroz, y eso vuelve imposible cualquier convivencia fraterna. Se dan con todo.
¿En qué proyectos te encuentras trabajando?
Actualmente trabajo en la edición de los cuentos inéditos de Carlos Droguett y en el libro Autorretratos, Poetas de Chile, ambos a publicarse por Editorial Etnika en septiembre de 2021.
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