Juan Malebrán (Iquique, Chile 1979). Ha publicado los poemarios Reproducción en curso (2008), Bozal (2014, 2015), Entretenciones mecánicas (2016) y Trópico (2019). Ha obtenido la beca de Creación Literaria del Fondo del Libro y la Lectura, Chile, los años 2005, 2016, 2018 y el Premio Internacional Manuel Acuña de Poesía en Lengua Española, México, 2019.
De Trópico (Ed. Aparte, 2019)
Breve anotación sobre un reptil al caer la tarde
el gecko no es más que un lagarto
que atraviesa claros y cambures
una sombra entregada al ruido
que los grillos proyectan entre la hiedra
una silueta invertida
contrariando la gravedad o
un cuerpo inmóvil frente al cálculo
previo al impulso y la embestida
parecido a la imagen
que guardamos de él siendo niños
cuando el mundo se mostraba
ajeno debajo de las piedras
un pequeño reptil
transparente en su tibieza
mínimo en su quietud
como el viraje del girasol
bajo el que ahora mismo reposa.
Para bosquejar a un perezoso
bastaría detenerse o
tal vez la idea
de tomarse el tiempo
ante lo poco que queda
de esta cría
ayer pirueta
en la copa del toborochi
hoy acaso pelo hueso
el gesto que aún conserva
al costado del carril
los dedos rotos
al calor del pavimento
bastaría apenas
doblar las rodillas
para oler de cerca
entre vértebra y esternón
pulsar yema contra córnea
yema contra labio
tenlo por seguro
darle un toque
ligero con la rama o
apenas empujarlo
con la punta del pie
también bastaría.
Un pájaro cualquiera
Ella elige. Él se esfuerza. Ensaya. Insiste. Apenas visible —ave de poca gracia— interrumpe la tarde. Porfía la nota de su instrumento. Traga miel para el güergüero. Hace gárgaras. Sube el tono. Adolescente en pleno aleteo (flirtea) desafina y así mismo envejece la cuerda que inútil tensa. Practica, desentona. Ella elige. Él calla. Las aves lo miran a punto de emprender el canto —oh, ilusión! oh entusiasmo!—: el sombrío trino que la añoranza entona a dueto con la muerte.
De Tardío (inédito)
algo tras la bruma invita a pensar en lo que aún borroso permanece
pronto caerá la noche la breve oscuridad del verano y los viajeros calzarán sus orejeras
justo antes de volver al campamento
ninguno habrá llegado demasiado lejos
para extraviar la ruta de retorno cuando el bastón interrumpa el flujo del arroyo y la hebilla del caballo bajo el peso de la alforja ilumine el escarpado lo tendremos en cuenta algo tras la bruma invita a pensar en lo que aún borroso permanece o en este liquen sin ir más lejos brotando vibrante y robusto para nadie
apacheta
la piedra no respira
permanece tan solo sobre otras piedras
apilada como ofrenda
justo al risco ante el resguardo de los pastores
entregada simplemente a la llareta
como un hito en el ramal
en medio del asma y de la puna
la piedra no habla
ni ve caer la lluvia
ni oye cubrirse de nieve los peñascos
inerte atraviesa el tiempo
muda como un oráculo
sin desvelo ni vaticinio
la piedra no escucha
ni atiende las plegarias
elevadas por el caminante
ni descansa el peso de su carga
ni reposa la fatiga del ganado
ignora el mastique de la coca
la dulzura del alcohol
las colillas aún ardiendo
enterradas boca arriba
no existe prodigio en ella
permanece tan solo
sobre otras piedras
como una ermita indolente
en su perpetua indiferencia
la piedra no concibe
adoración ni herejía
ni la altera el silbar del viento
ni el planeo del cóndor
como sombra en la vicuña
persiste simplemente
amontonada en la altura
justo al borde del sendero
ajena al rito al fervor y a lo que sea
pierde cuidado ante al tropiezo
I
tal como la cabra que pudiendo despeñarse
hace frente al ventisquero
así el socorrista en su maniobra
el delta en su planeo
el base justo antes de dar el salto
indiferentes a la retórica del riesgo y
a los vicios de quien habla mientras mira
afanoso a su caniche contra el hule de los huesos
II
para explorar los límites de la palabra riesgo
ponte guantes y salta al cuadrilátero
abierto hermético circumbirúmbico
y luego inmóvil ante la hazaña
piensa en ovejas y en tu propio ritmo
cuando cruces desprovisto el coironal
III
quizá sea esto lo que buscamos
evitar el rasgado de vestiduras
ch'ullu poncho chompa
una foto en la cima
al ondear una whipala
ropa sucia como almohada en la gravilla
con tal de olvidar la abulia
aguanieve contra el hábito del hogar
supongamos entonces a un viajero al repasar la ruta que en terreno será otra cosa
anotaciones a pie de página referencias a otras expediciones la relación entre mano y hundimiento de la piedra será entonces importante no perder de vista aquello que suponemos estar buscando entrar y salir del sendero dudosos de la brújula en cada paso ver abrirse en dos el desierto oír la templanza del glaciar el viento al agitar convulso la araucaria una bitácora escrita sobre una tumba de queltehues que permita conservar la crin del caballo la anatomía del molusco el humo de la sierra o a un pintor de brocha gorda impermeabilizando su embarcación
asuntos a tener en cuenta antes de la partida porque la marea como el peso varía según la hora de ahí la ligereza del equipaje con tal de no caer rendidos a mitad de camino o sencillamente para no hacer de la mochila un sonajero apenas unos cuantos aparejos para usar con mayor o menor destreza una gorra o una lupa en cuclillas por ejemplo
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